Es común que la mayoría de las personas sean conscientes de que las entidades bancarias cobran comisiones por los servicios que prestan, lo que a menudo supone un gasto significativo en el presupuesto personal. En tiempos de crisis económica, como la actual, los bancos suelen promocionar productos «sin comisiones» para atraer a los clientes.
A pesar de que los bancos ofrecen productos «sin comisiones», los expertos aconsejan prestar atención a los detalles. Por ejemplo, en el caso de los préstamos, es posible que no se cobre una comisión de apertura, pero sí una comisión por amortización, lo que puede representar un gasto significativo para el usuario.
Qué hacer para evitar ciertas comisiones bancarias
Por lo tanto, es fundamental informarse detalladamente sobre las condiciones y requisitos del producto financiero antes de contratarlo. Es importante tener en cuenta que los bancos tienen la libertad de cobrar las comisiones que consideran adecuadas, ya que el Banco de España no establece límites para ellas. Por esta razón, la decisión final de aceptar o no el producto es responsabilidad del cliente, y es crucial leer cuidadosamente los términos y condiciones para evitar sorpresas desagradables en el futuro.
Es importante destacar que las entidades financieras tienen la obligación legal de informar a los clientes acerca del cobro de comisiones en sus contratos, permitiéndoles conocer las condiciones y requisitos del producto antes de firmar nada. En caso de no estar de acuerdo con las comisiones cobradas, el cliente tiene la opción de no contratar el servicio o incluso negociar con la entidad para reducir o eliminar las comisiones.
Cuáles son las principales comisiones
Las comisiones por mantenimiento son habituales y pueden ser las más costosas. Las entidades bancarias las cobran por el simple hecho de mantener abierta una cuenta o por tener una tarjeta. Las comisiones por mantenimiento de cuenta pueden alcanzar un coste anual de hasta 250 euros, mientras que las comisiones por mantenimiento de tarjeta suelen oscilar entre los 30 y 40 euros anuales.
La comisión por emisión es otro gasto que los bancos pueden cobrar al dar una tarjeta. Esta tarifa puede ser de 25 a 50 euros, dependiendo del tipo de tarjeta. Sin embargo, es importante destacar que esta comisión se paga solo una vez, en el momento de la emisión de la tarjeta.
La comisión de administración es un cargo que los bancos aplican por la gestión y mantenimiento de la cuenta corriente. Esta comisión puede oscilar entre 0,40 y 0,60 euros por movimiento realizado en la cuenta. Sin embargo, muchos bancos están eliminando estas comisiones si el usuario realiza todos los trámites a través de canales digitales. En algunos casos, la comisión solo se cobra si se realiza alguna gestión en una sucursal, como una transferencia, actualización de libreta o emisión de cheques.
Se cobra una comisión específica por transferencias, especialmente aquellas que superan los 50.000 euros o que se realizan al extranjero. Esta comisión puede ser superior a los 20 euros por operación. Además, algunas entidades pueden incluir un costo adicional en la comisión por administración si el usuario realiza transferencias.
La comisión por descubierto es un gasto adicional que se produce cuando se realiza una operación cuyo importe supera el saldo disponible en la cuenta bancaria, lo que genera un saldo negativo. Esta comisión puede superar los 30 euros, dependiendo del banco y del tipo de cuenta que se tenga contratada. Es importante evitar este tipo de situaciones, ya que además de la comisión, el banco puede aplicar intereses por el saldo negativo.
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